martes, 28 de agosto de 2012

Trolls y paparazzis.

Es curioso que un libro te pueda guardar una sorpresa tras más de 20 años de ser leído y releído.

El suceso quizá sea menos extraño (aunque igualmente curioso) si aclaramos que el libro del que hablamos es un manual de reglas (roleras para más señas), cuya lectura suele ser por naturaleza fragmentaria e irregular: fragmentaria, porque tendemos a leer sólo aquellas partes que nos son necesarias para jugar, obviando otras que no nos sirven en el momento; irregular porque por esa misma razón algunas secciones se releerán hasta la saciedad (por ejemplo, las reglas más importantes), mientras que otras hasta el momento no leídas pueden tener que leerse por necesidades que surgen sobre la marcha ("¿puedo intentar pegar con la mano abierta á la Bud Spencer y tortear a los 3 orcos con un sólo golpe?") o debidas a una aventura particular, como cuando decides dirigir (por fin) una partida en un escenario marino (todos a aprender tiradas de combate naval y resistencia del casco frente a abrazos de kraken) o incluso ¡submarino! (horror de reglas de resistencia al ahogamiento, movimiento ralentizado, proyectiles de curso extraño, y demás reglas que se leen con los mofletes inadvertidamente hinchados, como aguantando la respiración).


El RuneQuest Básico (en la edición de la caja; la 3ª si no me equivoco).

Pero los años son los años, y el friki es el friki (o dicho de otro modo, la pasión es la pasión). Así que cuando ya se han leído mil veces las secciones que son más apreciadas, es inevitable que se acabe leyendo absolutamente todo, recorriendo todas y cada una de las secciones que otrora se pasaron por alto.

A veces, en un capítulo mil veces leído, nos sorprendemos al descubrir un párrafo que nos había pasado desapercibido, y ese descubrimiento nos llena de gozo, y durante unos instantes nos hace volver a los días de nuestra adolescencia en los que descubrimos estos juegos.

No me avergüenza confesar que algunos manuales me los he leído de cabo a rabo, y varias veces además, a lo largo de los años. Me pasa con pocos libros, es verdad. Me ha ocurrido, por ejemplo, con mi idolatrado Príncipe Valiente (otra obra maestra de Greg Stafford, el autor de RuneQuest). En ese libro, su impecable narración y la excelente traducción que hizo Joc Internacional en su día hacen que la lectura y relectura de este libro sea una delicia.

El viejo Príncipe Valiente, una auténtica joya 
denostada por muchos roleros old school.

Por eso mismo, me sorprende que otro de mis juegos más apreciados, como es el RuneQuest, me siga deparando después de tanto tiempo alguna sorpresa, en la forma de párrafos olvidados, o detalles como el que paso a narrar.

La sección de la que os quería hablar es la de Criaturas del RQ Básico (ese capítulo que en otros juegos gustan de llamar "bestiario").

En este capítulo, como saben bien los viejos runequesters, se dan entre otros datos las habilidades reseñables de cada criatura (es decir, no sólo las de combate). Para las criaturas inteligentes, se concreta que todas las habilidades tienen los mismos porcentajes básicos que en el caso de los humanos a no ser que se especifique lo contrario.

 Una ilustración "clásica" de un troll gloranthano; no la peor que he visto por ahí.

Pues bien, si nos vamos a la página 91 del mencionado manual y nos fijamos en el Troll de las Cavernas (ese pariente un poquito atolondrado y medio caótico de los Trolls Negros), nos sorprenderá con sus habilidades. Y ahí nos encontramos con que este atemorizante bicho tiene una habilidad que sería muy útil para muchos famosos actuales:

Habilidades: Olfatear a la Prensa 50-2.

Y si no dáis crédito a lo que cuento, id corriendo a sacar vuestro viejo ejemplar del RuneQuest básico de la estantería sea cual sea su edición y podréis comprobar lo que os digo... ya que el detalle pasó desapercibido en las 3 ediciones que se hicieron del manual en España (hasta donde yo sé).

Aparte de la mera anécdota de esta "inadvertida broma" (me da por jugar con la idea de que en la primera edición se trató de una errata pero que los de Joc la dejaron a propósito como "broma privada" en las siguientes ediciones), no puedo dejar de hacer una reflexión sobre este pequeño descubrimiento: es un ejemplo de cómo estos viejos manuales a los que les tenemos tanto cariño todavía nos pueden deparar una o dos sopresas.

Una miniatura de un Troll de las Cavernas olfateando a la prensa y preparando con su mano derecha una reacción a la misma; que no se vea enfocada la cara es probablemente una manifestación de la naturaleza caótica de esta especie.